Después de un año caótico, con el COVID-19 cómo personaje principal, el 2021 encuentra a la cultura en un proceso de recambio, de reinvención y de introspección en el accionar diario del circuito ¿Con qué nos podremos encontrar en los próximos meses? ¿Qué se espera? ¿Qué rol cumplirá la política en el país y en Olavarría? Son algunas de las preguntas que buscaremos responder en la siguiente nota.

 

 

Tomás Correa
@toomicorrea

Para el comienzo de 2021 dejé por una vez las entrevistas de lado y quise, de alguna forma, pensar en conjunto con quienes leen los posibles escenarios a los que nos podemos enfrentar a lo largo del año, como musicxs, como espectadorxs y como pueblo argentino.

El año que pasó tuvo de todo: pandemia, cierres, aperturas, políticas públicas y privadas y, en el medio, la cultura. Cómo siempre, cómo en todo, ahí estuvo.

Primero lo primero: Con el comienzo del aislamiento obligatorio, la música a nivel mundial debió reinventarse, una vez más, para poder subsistir. Streamings, auto-shows o cursos y charlas fueron algunos de los espacios más recurrentes elegidos por lxs artistas.

Pero, al cabo del tiempo, los recursos fueron volviéndose repetitivos, y en muchos lugares (incluído Olavarría, obviamente), las aperturas apuntaron a todos los rubros, menos a la cultura.

El escenario local tiene una posición en relación a los shows y es que, al menos por ahora, se estaría buscando una solución para que vuelvan de manera escalonada, tras la presión de las bandas locales.

La política cómo herramienta ¿de cambio?

Si, lo es, obviamente. Pero en este caso será fundamental para la reactivación de la industria musical. La realidad es clara: la Cultura, año a año, tiene menor presupuesto en la agenda política de Olavarría, eso no nos da muchas esperanzas a futuro.

¿Lo bueno? Hay, al menos desde adentro de la subsecretaría, intenciones de proponer y crear espacios con el poco dinero que tienen, y también hay un diálogo abierto con los y las músicas de nuestra ciudad (se vio en las dos reuniones que mantuvieron en busca de soluciones para la vuelta de los shows en vivo).

Lo que es necesario, es que se involucre y sea el motor para que lxs artistas locales vuelvan a pisar los escenarios. La economía en baja, y la suba de alquileres, sonido, luces y transporte ha logrado que resulte casi imposible organizar un evento privado con un saldo económico positivo.

Por ello, la solución vendría por parte del Estado: por un lado, la habilitación de los bares y restaurantes para que tengan música en vivo (cuestión que debería ocurrir hace mucho, si vemos la cantidad de gente que transita por los mismos) y por otro, la disponibilidad de los espacios culturales municipales, para poder realizar shows.

En esto no me olvido de los Centros Culturales. Algunos se sostienen por el incansable trabajo de quienes los integran, o por las clases que de a poco pudieron volver a dar. Otros, como Chamula, sumaron espacios de ayuda social para poder mantener en pie el sueño que tienen de aportar a la cultura local.

La cultura y el futuro de 2021

Es difícil tratar de ser muy optimista al ver cómo aumentan los casos y aparecen nuevas cepas. Si se logra ser esperanzador al ver el calendario de vacunación (si no se pierden más en Olavarría, al menos) y un futuro con una nueva normalidad cada vez más cercana.

Pero, tratemos de correr un poco el eje y pensemos en las herramientas que nos ha dejado a futuro esta cuarentena a nivel técnico: el streaming llegó para quedarse y, tal cómo dijo Lucía Tacchetti en entrevista, “No creo que ese aprendizaje quede en la nada y desaparezcan estos servicios, supongo que será una mezcla de estos dos universos”. El futuro parece estar ahí, en un híbrido entre el vivo y la expansión de público por las redes, algo que había implementado Vorterix en sus comienzos.

Si hay otra cosa que nos dejó, fue la posibilidad de realizar colaboraciones mundialmente desde los hogares ¿Eso pasa? si, obvio. Pero con la cuarentena se logró aumentar, y fue uno de los pilares fundamentales para sobrellevar el confinamiento.

Otro espacio interesante para lxs artistas fue la grabación casera de sus discos, o la posibilidad de aprender técnicas de grabación a través de cursos. Los “home studio” crecieron y, con ellos, las experiencias de creación de manera más profesional, pero sin salir de la pieza de cada músicx.

Estas son algunas de las cosas que pude rescatar, y de las expectativas que podemos poner en el año que viene. La política será fundamental en la reactivación y el apoyo a la cultura local, cómo lo fue en otros rubros.

Mientras, lxs artistas seguirán trabajando y buscando las oportunidades de dar a conocer su arte, y seguir aportando belleza a estos tiempos que parecen haberla perdido.

Esto fue todo por hoy, espero que hayan comenzado de mejor manera el 2021, y nos volveremos a encontrar en 15 días nuevamente con el ciclo de entrevistas.

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