El cantante de Cruzando el Charco es el tercer entrevistado de estas columnas que nos conectan cada quince días. La montaña rusa emocional que significó la cuarentena, su amor por la cocina, la relación con sus seguidorxs, el nuevo tema de la banda y una vida con la música de testigo, algunos de los temas que van a ver en la siguiente entrevista.

 

Tomás Correa

@toomicorrea

 

“El tiempo de mirar adentro, llegó el momento de pensar” comienza Montaña rusa emocional, una de las canciones que escribió Francisco Lago durante la cuarentena, y uno de los que presentó Cruzando el Charco durante las mismas.

 

Es el tercer entrevistado de las columnas que nos encuentran cada quince días, y se suma a contar su historia musical, sus sueños, sus pasiones y gustos, entre otras cosas. El plus de esta nota es que está saliendo un día antes de la presentación de “El trato”, nueva canción de la banda, con la colaboración de Coti.

 

El teléfono suena e inmediatamente atiende del otro lado. La primera pregunta es la obvia, la pandemia que todxs hemos transitado durante este año: “yo venía de tocar una bocha, todo lo que fue enero y febrero tuve shows todos los fines de semana, y de repente pasé a tocar cero. Desde mayo hasta octubre sin tocar, que recién ahí pude hacer un auto-cine que me invitó Coti, y hace unos días recién hicimos el primer streaming de Cruzando el Charco. Me mató laboral y económicamente, pero en eso traté de buscar el lado positivo y me puse a componer y equiparme en casa para grabar nuevas canciones, y sacarle provecho a esta situación”.

Más allá de todo lo ocurrido, para Francisco fue un año más que provechoso para la composición: “yo no soy de hacer ni cuatro canciones por año y, solo en la cuarentena, hice nueve temas nuevos, lo cual es una producción enorme para mi y para la banda. Una es “Montaña rusa emocional” que ya salió, y otra es “El trato” que sale este viernes”.

 

Al igual que lxs artistas que han pasado por esta sección, comentó sus comienzos en la música. Volver a nacer dice “De chico me gustaba cantar en el balcón, que me escuchen los vecinos era lo mejor”, la respuesta nos da a entender que no dista mucho de la realidad: “Yo arranqué en la música desde los 3 años, prácticamente desde que tengo memoria que toco el piano y que me gusta cantar. Después obviamente fui estudiando en diferentes institutos y escuelas de música. Empecé a tocar en bandas a los 12 años en joda, después a los 15 más en serio y ya a los 20 empecé a pensar en trabajar, y hace años que me dedico de lleno a la música. Además de ser mi pasión, también es mi trabajo”.

 

“Creo que es algo que me nació, que vino conmigo. Si bien mi viejo era músico y por eso lo llevo un poco en la sangre, a mi me gusta la música por qué sí”.

 

Los sueños durante la infancia y la adolescencia siempre están presentes y, con los años, se ponen a discusión de la realidad que vive cada unx. Francisco, en este caso, es de quienes trabajaron con el objetivo puesto en ese sueño: “En toda mi vida ha habido muchos artistas que idolatro y admiro y con el tiempo he podido, no solo conocerlos, sino tener el placer de trabajar con ellos. Bersuit, No te va gustar, Estelares, Guasones, Los auténticos decadentes, Los caligaris, Coti, Kapanga y muchas bandas más con las que he tenido el placer de compartir, y cumplir los sueños de esa manera es hermoso”.

Pero pecaría de mentiroso si dijese que solo la música es su pasión, cuando bien nos demuestran las redes sociales que la cocina siempre tendrá un lugar especial en su vida. Sobre ello, contó que “la cocina es algo que a mi me gusta hace muchos años, casi como la música te diría. En este último tiempo, el hecho de estar encerrado y con más tiempo libre, me puse más de lleno en perfeccionarme en la gastronomía en general, y en compartir todo eso con los seguidores. Grabar las recetas, explicarlas de manera tal que cualquiera las pueda entender y te den ganas de cocinarla, a veces hasta cuatro recetas por días grabo, y a los seguidores les gusta también”.

 

“La idea y el sueño está, obviamente. Está buenísimo mostrar los platos, pero más me gustaría que los pueda probar. Me encantaría trabajar en un restaurante o ni hablar de tener uno propio en algún momento, es un sueño muy difícil, pero a la larga quizás se dé”.

 

Si hay algo que fue trascendental en la vida de Cruzando el Charco fueron las redes, y lo saben. Francisco es consciente que “la verdad es que es muchísima la gente que conoce la banda a través de mi Instagram, lo cual a mi me pone muy contento, porque es el objetivo principal. Más allá de divertir y entretener, que me encanta, el fin es que conozcan a Cruzando el Charco”.  

“Vivo con el celular en la mano y leo los cientos y miles de mensajes por día que llegan, absolutamente todos, me lleve el tiempo que me lleve. Es más, acabo de subir una encuesta sobre un contenido, para ver si les gusta o no. Tengo muy en cuenta que les gusta que haga y que quieren ver” agregó, mostrando la importancia que le da a las redes sociales, y a la actividad que desarrolla en cada una. 

No solo es eso, sino también existe un ida y vuelta con lxs seguidorxs de la banda que, muchas veces, deja emociones que pueden alegrar un día, una semana o más: “De las cosas más hermosas que tiene la música está cuando alguien se tatúa una frase, te homenajea con una versión de alguna canción tuya, o te agradece por lo que haces. Mucha gente a veces me escribe que tiene algún familiar internado y le ayuda escuchar la banda, o me piden videos, son cosas realmente emocionantes”.

 

Cómo la mayoría de las bandas, Cruzando realizó su primer show por streaming el pasado sábado. La lejanía con el público y el tocarle a una cámara a veces puede ser frío o desalentador. En este sentido, Francisco expresó que “bien sabía que la sensación podía ser la de no estar tocando para nadie. Sin embargo, yo me puse el chip de pensar en que había 500.000 personas del otro lado, y que la gente no sienta un show frío. Al contrario, transpiré, anduve con la toalla, me tomé los cuatro fernets que duró el show y dejé todo para que el que lo vea del otro lado sepa que seguimos dejando todo siempre”.

 

La entrevista, tal como conté al principio, tiene un plus especial: el viernes (si, mañana), sale “El trato”, el último tema de la banda. Al ser consultado sobre con qué se van a encontrar las personas que siguen a la banda, señaló que se trata de “una canción diferente a todo lo que venimos haciendo. “El trato” es una canción tranquila, muy romántica, y con un invitado como Coti que tiene un plus enorme para nosotros. La dulzura de su voz y su técnica llevan a la canción a lo más alto de todo, más que nada porque con el correr de los minutos se va poniendo sinfónica. Tiene un videoclip muy bonito también, dirigido por Fernando Stamati, y con la participación de grandes amigos como Nati Jota, Juan Marconi y Alejo. Yo creo que les va a gusta mucho, estamos esperando como reacciona la gente a una canción más romántica y tranquila”.

“La verdad es que nos preguntamos si será esta la que venga a destronar a “Lo nuestro tiene magia”, que es la canción más querida por la gente. Es una canción muy bonita que creemos que le va a gustar mucho a la gente”.

El futuro de la banda es prometedor, y tiene “varias propuestas de show por streaming y de un auto-concierto, también de show al aire libre con público”, como así también “vamos a seguir grabando, estamos trabajando en la próxima canción con un invitado de lujo, y la idea es que sea la última en salir antes del próximo disco, que va a estar el año que viene. La idea es seguir laburando como siempre”.

Siempre fue así, nunca esperamos que nadie nos regale nada.

La pregunta del final es la de todas las columnas, una frase o una canción que represente el crecimiento y la trayectoria musical a lo largo de la vida. Para Francisco Lago esa canción es “Laburar”. La explicación radica en el sentido mismo de la palabra: “Somos una banda que nunca dejó de trabajar, ni estando en una pandemia. Siempre estamos en movimiento, no solo desde lo musical sino también con las redes sociales que son un canal masivo que nos hacen llegar a mucha gente. Así que estamos en un movimiento diario, siempre fue así, nunca esperamos que nadie nos regale nada y dependemos de todo el esfuerzo que le metemos”.

La despedida y la síntesis llegaron de la mano, en palabras eligió definir a Cruzando el Charco como “pasión, amor y dedicación”. Con esas mismas sensaciones dejamos una nueva columna acá, a la espera de quien esté leyendo la haya disfrutado tanto como yo lo hice haciéndola. Nos vemos en quince días. 

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