Estamos en condiciones de afirmar que hay una nueva generación de artistas y bandas que llevan la bandera del rock autóctono. Con altura, despreocupación y frescura, la nueva camada ya goza de seguridad y se codea con figuras emblemáticas de nuestra música.

 

Gonzalo Cabri

@gonzalocabri

 

 

Para empezar, es necesario dejar algo en claro. Es difícil hablar de “Rock Nacional” en la actualidad sin que el concepto nos haga poner la atención en bandas y tiempos anteriores. Se me hace urgente desligar la noción de “Rock Nacional” (sí, con mayúsculas) a lo que significa desde su nacimiento. Porque hasta los y las artistas de hoy en día también buscan despegarse de esa categorización. La mochila de entrar en dicha lista es muy pesada, y las nuevas generaciones de artistas le escapan a esa responsabilidad. Así es como con tranquilidad, paciencia y mucho laburo han ocupado los lugares de vanguardia en el género. Con estéticas renovadas, nuestra música actual pisa con firmeza gracias a la fuerza de una interesante diversidad artística.

Esta diversidad da cuenta de lo amplio del género. En definitiva, ¿qué es el rock? La vieja pregunta a la que nadie le encontró una sentencia. Dentro de este se han incluido propuestas más o menos alejadas de lo que es el rock en teoría, abarcando sonidos más pop y otros mucho más alejados. La lista de bandas incluidas en la etiqueta “Rock Nacional” es tan vasta y heterogénea. De hecho, eso hace que sigamos hablando de él en pleno año 2021.

Las teorías del fin del “Rock Nacional” son tan antiguas como las profecías del fin del mundo. De vez en cuando aparecen anticipadores de desgracias que no entendieron la inmortal frase de Neil Young “Rock and roll can never die”. O, como tan fielmente tradujo La Renga, “el rock and roll no morirá jamás”. Y, hasta ahora, no viene fallando. Cuando menos se lo espera, resurge de las cenizas con energía juvenil y aires frescos. Por suerte, hace algunos años que podemos disfrutar de la buena salud de la música en general, ya que muchos estilos han vuelto a aparecer en el radar del gusto popular. Particularmente, eso que alguna vez llamamos “Rock Nacional”, sigue vigente de distintos modos, complementarios entre sí, que mantienen viva la llama y los amplificadores enchufados.

Es obvio que ya no podemos asociar el rock sólo a guitarras distorsionadas, baterías con peso y líneas de bajo tan simples como efectivas. El juego se abrió adaptando herramientas de otros géneros, presentando interesantes hibridaciones. Con un recorrido extenso, no resulta extraña la capacidad del rock de alimentarse de otros sonidos. La necesaria adaptación a los tantos paradigmas musicales que han surgido en los últimos tiempos representa un arma fundamental en su lucha por la supervivencia. Una especie de darwinismo musical. El que se adapta, sobrevive.

Entonces, ¿somos contemporáneos a un nuevo rock? Sí, pero no. Pareciera ser el mismo de antes con nuevos matices. Los paralelismos que se pueden trazar entre artistas y bandas de los ‘80/’90 y actuales no requieren de demasiado esfuerzo. Muchas estéticas se recuperaron para ser elevadas por los avances tecnológicos sonoros de nuestros días. Cuando parece estar todo inventando, sólo queda laburar con lo existente de manera de ir mejorándolo. Hoy, el Rock Nacional está en manos de artistas que se animan a jugar con el legado que han dejado figuras icónicas de nuestra historia, haciendo que el género se retroalimente de él mismo para seguir viviendo.

 

Lo interesante, también, es ver cómo artistas emblemáticos han hecho un aprovechamiento de la situación actual. El aire fresco de la juventud “rocknacionalera” sirve como empujón para que las generaciones anteriores sigan produciendo e incorporando detalles novedosos a su música. Eso, de alguna manera, explica el por qué “los viejetes” siguen sacando discos que ganan Grammys o saturando las selvas de internet con recitales virtuales.

Concretamente, podemos hacer una lista de bandas y artistas en la que se relacionen con alguna época o banda/artista de tiempos anteriores. Una interesante consigna que no tiene una respuesta concreta, ya que cada oído puede apreciar detalles específicos y asociarlos con una u otra opción de las tantas que hay. Propongo este juego al estilo “arranco yo y siguen ustedes”.

Empecemos con Conociendo Rusia. El proyecto de Mateo Sujatovich viene creciendo a pasos agigantados desde que lanzó su primer disco “Conociendo Rusia” (2018), del cual se desprende el ¿ya clásico? “Loco en el desierto”. Si bien este puntapié parecía inclinar la balanza más al estilo indie popero, con melodías más alegres y dulces, el camino lo llevó hacia otro sonido en el cual se desenvuelve con total comodidad. “Conociendo Rusia” combina cosas de Fito Páez y Andrés Calamaro, con más afinidad con el primero, con el cuál editó el sencillo “Tu encanto” en el año 2020. Ya sea por viveza o por mero azar, Mateo llenó un espacio que al Rock Nacional siempre le sentó muy bien: el formato canción explotado a la enésima potencia. Con letras directas y melodías atrapantes logra comunicar sus experiencias mundanas de un modo muy coloquial y fácil de digerir.

Los sonidos más poperos actuales vienen de la mano de varias bandas muy buenas. Personalmente, considero que quienes mejor lograron adoptar las estéticas más ochentosas es Bandalos Chinos. Los de Beccar irrumpieron en la escena musical con una propuesta que hace varios años no venía siendo muy tenida en cuenta. Pero el cambio de paradigma sentó bien al sonido pop y permitió explotar y ser explotado por varias bandas. Concretamente, los Bandalos son la síntesis de varias influencias pop y electrónicas, con tintes más cercanos a la música internacional de los años ‘70/’80. Pero si tuviéramos que buscarle su similitud argentina tendríamos que ir por el lado de Virus (lugar que, durante un tiempo, se le asignaba a Babasónicos), Los Abuelos de la Nada y alguna cosita spinetteana, sobretodo en la voz de Goyo Degano.

En realidad, el lugar que ocupan los Bandalos Chinos es compartido con otras bandas y artistas que encontraron en el género la manera de explotar su talento y las ventajas de los instrumentos electrónicos actuales. Una de ellas puede ser Usted Señálemelo. Los muchachos mendocinos son una de las bandas fundamentales de la música nacional contemporánea, mezclando estéticas bien rockeras con ambientes pop. La lógica sonora de la banda recuerda mucho a la forma de trabajar de Gustavo Cerati, más en su etapa solista que con Soda Stereo. Y la lista de bandas pop (para muchas personas el género es el indie) se puede seguir desarrollando mucho más.

Las chicas también irrumpen con estéticas renovadas y para mi gusto vienen siendo de lo mejor que está presentando la música argentina, particularmente dentro del mundo rock/pop. La reina de todas es, sin ninguna duda, Marilina Bertoldi. Versatilidad para adaptarse a cada sonido, perspicacia compositiva y una actitud ultra rock&roll son algunas de las tantas definiciones que podemos hacer de la menor de las Bertoldi (Lula, su hermana mayor, también marcó una etapa dentro del rock nacional con Eruca Sativa). Marilina conjuga lo mejor del rock/pop nacional con lo mejor del rock/pop británico y arreglos funk. Imposible encasillarla. Rock a lo Marilina podría ser el género. Lo cierto es que se trata de una artista completa y con mucha personalidad. Me resulta difícil encontrarle similitud con otres artistas nacionales. El ejercicio queda a cargo de la persona que lea estas líneas.

Por suerte, hoy las mujeres conquistaron más espacios, haciendo mucha más y muy buena música, sea del género que sea. Pero siguiendo con la línea del “Rock Nacional” otra artista que ocupa un lugar particular en la escena es Zoe Gotusso. La cordobesa podría ser la cara de una moneda en la que su otra parte es Mateo Sujatovich. En su trabajo se nota el respeto hacia el formato canción y el minucioso trabajo de letras y melodías. Como desde su comienzo, Zoe transmite con su dulce voz, natural y amable al oído, una paz única y una sensación de que “todo va a estar bien”. Escucharla es dejar que te acaricie el alma.

Al igual que con Marilina, me cuesta encontrar una referencia que se asimile al trabajo de Zoe Gotusso. Podría decirse que es más una Julieta Venegas argentina.

Dentro de la nueva camada hay muchas más bandas para incluir. Por hoy, hasta aquí llegamos. Podemos hacer un balance de todo lo anterior y sacar algunas conclusiones. Yo les comparto las mías. En primer lugar, me parece muy interesante cómo se recuperaron estéticas para darles una lavada de cara y potenciarlas con las posibilidades de hoy en día. Más que nada el pop parece ser el más beneficiado y, por ello, es que vemos la emergencia de mucha música popera. Los tintes más rockeros están en bandas como Sueño de Pescado, aunque no han tenido el reconocimiento y la difusión que sí tienen los grupos (o solistas) más electrónicos. Parece ser que los sonidos más crudos no tienen demasiada cabida en el paradigma actual. Ya vendrá su época de oro.

Por otro lado, quedan muchos sonidos que han perdido representación. Especialmente los más pesados. El hard rock y el metal en todas sus variantes fueron los más perjudicados. Desde la separación de Carajo y las casi nulas apariciones de bandas como El Bordo el rock pesado y el metal perdieron mucho terreno. Tampoco hubo herederos para Rata Blanca, Hermética o Alma Fuerte. Esto da cuenta de que, definitivamente, hoy la cosa va por otro lado. Ojalá algún día estos sonidos vuelvan a aparecer del mismo modo en que bandas internacionales como Greta Van Fleet lograron rescatar el rock and roll de los ’70 con total frescura.

Si de algo podemos estar seguros, lectores y lectoras, es que tenemos “Rock Nacional” para rato, aunque ya no sea tan “rock”. De todos modos, siempre se trató de una etiqueta arbitraria para diferenciarse de algo que quizás hoy no exista. El talento nacional es innegable y, hasta ahora, inagotable. Disfruto mucho de esta etapa de la música nacional. Después de los años ’80 creo que es la mejor.

Foto portada: Billboard Argentina

 

Un comentario en «La renovación del rock nacional»

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