Es una de las figuras de la escena local que más convoca y el sábado cerrará su gira en Vélez con «Naranja persa», su última placa que ya es de oro. «El disco está bueno, pero la verdad se ve en el escenario», afirma.
El 27 de septiembre arrancó todo como una tormenta imparable que empieza con una gota, que en este caso fue la aparición de «Naranja Persa», el tercer disco de estudio («Espejos», 2012 y «27» en 2014) del proyecto solista de Ciro Martínez tras su partida de Los Piojos. A la semana, la placa ya era disco de oro y empezó la seguidilla de shows de la gira nacional que tuvo su particular arranque en el microcentro porteño y cerrará el sábado con el recital en Vélez.
Con aquel show sorpresa, Ciro mostró su poder de convocatoria causando un caos de tránsito en pleno mediodía y 
luego su recorrida siguió por Tandil, Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia, Neuquén, Bahía Blanca y Córdoba, donde aprovechó su estadía para pasarse por el show de La Sole e interpretar juntos «Tan Solo». Hablamos de un artista que está acostumbrado a dar vueltas por el país y el continente con su música y que disfruta de ese gran viaje que es una gira: «Para el músico, salir de gira siempre tiene su encanto. No me asusta, habrá que hacer más ejercicio y dieta para estar bien y bancarse el escenario», afirma Ciro.
El sábado dará un paso más en su crecimiento como una de las figuras de la escena local que más público convoca a sus recitales. Hace dos años colmó el estadio de Ferro y ahora irá por el recinto de Liniers. Todo esto en el mismo año en que fue uno de los protagonistas del Cosquín Rock y abrió el show de Los Rolling Stones.
«Uno puede estar satisfecho y muy contento con lo que ya pasó con el disco, pero la verdad se ve en el concierto. Una cosa es grabarlo y otra interpretarlo en vivo. Los temas van creciendo en vivo, van saliendo cosas, experimentos y juegos», expresó el cantante en la previa del show en el que seguramente cumpla con su público con un concierto largo en el que se recorrerán los clásicos de su historia en Los Piojos, mezclado con sus dos placas anteriores y un profundo repaso de «Naranja Persa», el disco que el propio Ciro define como «el más negro».
«Este es el disco más negro que hice porque tiene blues, funk, soul, de manera bastante marcada y todo grabado en vivo, salvo algunas voces y los vientos», describe el músico que utilizó poco las herramientas tecnológicas para arreglar y maquillar los temas y apostó con buen criterio a grabar todo en vivo. Además apuntó directo a la estética naranja y negra del CD: «La tomé de discos de jazz antiguos y la idea es que salió el primer disco ahora y un segundo disco el año que viene». Con esta idea de partir el disco en dos, el músico se permite presentar apenas nueve temas pero defiende esta propuesta: «Nos gustó mucho la idea de sacar nueve temas, es más sintético y concreto, y para trabajar en vivo está buenísimo, todos los temas tienen su lugar».
Entre el rock y el agite, Ciro se muestra más maduro en una placa que lo encuentra con 48 años y tres hijos (Alejandro, Katja y Manuela) y eso en sus letras se percibe con una mirada más comprometida con la realidad, como los derechos de la mujer: «Hay un reconocimiento del conflicto ‘Ni una menos’. Tengo dos hijas, madre y hermanas. En el tema ‘Atún’, por ejemplo, canto sobre la inteligencia superior de la mujer en varios sentidos».
¿Piensa en su futuro Ciro Martínez? «Hacer lo que hago cada vez mejor. Ya no puedo inventar la mística de la banda adolescente, eso fue en otro momento. Pero puedo componer y escribir cada vez mejor, o al menos intentarlo. Sólo quiero saber más de música, aprender a encontrar esa magia que tiene a veces una canción».