La primera de las dos noches previstas para la presentación del último disco del ex Bersuit se convirtió en un gran descargo del cantante, en lo que pareció un exorcismo de dos horas y media.

A nueve meses del escándalo desatado por sus polémicos dichos, Gustavo Cordera regresó anoche a los escenarios porteños junto al grupo “La Caravana Mágica”, con un show en La Trastienda, en el que presentó su disco “Tecnoanimal”, agitó al público con clásicos de Bersuit Vergarabat y de su etapa solista, estrenó dos canciones en alusión a lo ocurrido, y practicó una especie de descargo musical y discursivo, en el que no mostró arrepentimiento y dejó entrever que todo fue producto de un malentendido.

“Fue una noche inolvidable. Gracias a La Trastienda por su valentía, gracias a ustedes por aguantar los trapos en estos nueve meses. Acá estoy para poner el pecho. Estamos vivos de vuelta”, dijo el músico al finalizar el concierto, que pudo realizarse con normalidad, a pesar de algunas manifestaciones de grupos feministas realizadas la semana pasada, en el que se pidió a los responsables del reducto de San Telmo que suspendiera el concierto.

En tal sentido, la entrada al local presentaba vallas, algo poco habitual en el lugar, como así también contó con la presencia de una gran cantidad de medios de comunicación, quienes debieron conformarse con expresiones de apoyo al músico por parte de sus fans.

De este modo, la primera de las dos noches previstas para la presentación del último disco del ex Bersuit, quien esta noche repetirá su show, se convirtió en un gran descargo del cantante, en lo que pareció un exorcismo de dos horas y media por las desgracias atravesadas, ante una audiencia que consintió, aplaudió, vitoreó y hasta condenó las críticas al músico.

En agosto pasado, Cordera había dicho en una charla ante alumnos de una escuela de periodismo que había mujeres que “necesitan, porque son histéricas y necesitan tener sexo, ser violada porque lo necesitan y psicológicamente lo necesitan porque tienen culpa y porque no quieren tener sexo libremente”.

Cuando sus dichos tomaron estado público, hubo una reacción inmediata, no sólo de grupos feministas, sino de amplios sectores de la sociedad, lo que provocó que la carrera de Cordera entrara en un espiral descendente.

Tras algunos fallidos intentos de explicación, el cantante se llamó a silencio y, precisamente, eligió este regreso para hacer un descargo en el que no hubo pedido de disculpas ni arrepentimiento, sino, por el contrario, una insistencia en culpar a quienes lo criticaron por no haber entendido sus conceptos, de acuerdo a lo que se desprende de la letra del tema estrenado en el show.

Incluso, el recital contó con un momento bastante bizarro, si se tiene en cuenta el contexto, cuando un grupo de chicas del público subió al escenario, con el aval del propio Cordera, cuando entonaba “La bomba loca” y comenzó a manosear al cantante, besarlo y bailar junto a él de manera provocativa.

También, en un momento de devolución a su leal público, el músico dijo agradecía “profundamente todo lo que sucedió porque me sirvió para encontrar mi alma una vez más”.

Sin embargo, el ánimo del cantante no fue el mismo a lo largo de todo el show, sino que comenzó de manera casi avergonzada, emocionado, y con el correr del concierto fue ganando confianza hasta caer en la tentación de repetir algunas viejas mañas.

En efecto, Cordera ingresó al escenario y hasta llegar a la docena de temas no habló y se limitó a cantar un tema tras otro, y enfatizar algunas frases que, reinterpretadas, podían ser leídas como respuesta a todo lo ocurrido.

En el plano musical, el ex Bersuit optó por abrir el concierto con algunas canciones de su etapa solista, entre las que destacaron “Tenete fe”, la celebrada “La caravana se siente” y “Canción para mi cabeza”, para luego interpretar el disco “Tecnoanimal” de manera completa.

Acompañado por el sólido grupo “La Caravana Mágica”, integrado por los uruguayos Leandro Perdomo, en guitarra eléctrica; Chacho Píriz, en guitarra acústica y voz; Pepe Oregioni, en bajo; Emiliano Pérez Saavedra, en batería; y Schubert Rodríguez, en teclados; y por su esposa Stella Céspedes, en coros; Cordera se paseó por la cumbia y el rock, tal como lo hace desde el inicio de su carrera.

El silencio del cantante sólo se vio interrumpido cuando antes de entonar la controvertida “Muero por esa nena” aclaró que se trataba “de una historia ficticia que puede ser real”, como réplica a las reacciones de varios grupos por la letra.

“He reducido mis palabras. Las cosas que tengo para decir me quedo pensando si se entenderá”, acotó Cordera, para luego celebrar sobre el final del set de “Tecnoanimal” que finalmente había podido presentar el disco y destacar que “la palabra imposible no está en mi diccionario”.

A partir de ese momento, el show tomó un clima festivo, con el cantante recuperando su verborragia habitual, en una mutación que también se notó en su tono de voz y postura, ya que la vergüenza pareció transformarse en un exceso de confianza.

Si “Hablándote”, “No es que se aviejo” y “El lisiadito” le pusieron cumbia a la noche y levantaron la temperatura, la llegada de clásicos de Bersuit como “El baile de la gambeta” y La bolsa” desataron la fiesta, además de la mencionada “La bomba loca” y “Asalto de cumbia”.

Para los bises, fue el público el que comenzó a corear la letra de “Sr.Cobranza”, la canción de Las Manos de Filippi” popularizada por Bersuit, el que le marcó el repertorio a Cordera, quien regresó al escenario para terminar la canción y lanzar un discurso “anti-política” .

“Todos los políticos de este planeta sirven a los intereses que no son los de la gente”, replicó cuando la gente dedicó algunos cánticos e insultos contra el presidente Mauricio Macri.

Finalmente, pasaron “Agua de río”; “Un pacto”, con dedicatoria a Jaime Torres ; y “Soy mi soberano”.

Luego, llegaría “una sorpresa” con una reducida murga uruguaya “La Clave”, de sólo tres personas”, que entonó el cuplé en el que se acusaba a “los verdugos” que en redes sociales “sin conocerte saben todo de vos” y “te empuja la silla si tenés la soga al cuello”. Para que el cierre sea con Cordera y otro estreno, “Creencias”, en el que expresa “tengo un rostro libre, mi careta ya fue quemada”.

Como corolario, Cordera recibió una gran ovación del público, que desde antes de ingresar había dejado en claro su respaldo incondicional al músico.

«Generó una provocación colocándose en la posición que nadie quiere escuchar. Siempre que hay un abuso, homicidio o lo que fuere, nadie quiere escuchar al abusador o al asesino, siempre se escucha a la víctima”, dijo, por ejemplo, Florencia a Télam, una joven e 26 años fan del cantante.

«Es imposible que uno sostenga que fueron dichos y no esta provocación de la que estoy hablando. Ese no era el ‘Pelado’, hablaba de un modo despectivo y con soberbia. Para mí era más que obvio lo que estaba sucediendo pero para otro podía ser cualquier otra cosa».

Por su parte Javier, de 35 años y oriundo de Arroyo Seco, Santa Fe, manifestó: «Fue una frase fuera de lugar en una situación de Argentina en la que está muy delicada por las desgracias que están ocurriendo, y hay mucha susceptibilidad porque estamos viviendo en un entorno enfermo y vemos la realidad de una manera parcializada».

El regreso de Cordera, con su consecuente versión de lo acontecido, en donde no faltan justificaciones, incluye además un documental basado en su persona, titulado “La fábula del escorpión”, de Federico Lemos.


((Fuente: Télam)

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