Desde diferentes ciudades se fueron acercando los seguidores de Divididos, que a pesar de las bajas temperaturas, disfrutaron de un show de gran nivel. El Anfiteatro Municipal Martín Fierro fue colmado en su capacidad, con un público que variaba en edades y en donde la postal padre e hijo disfrutando del recital se repetía en distintos se puntos del predio.

21:50 Hs. Salieron al escenario Catriel Ciavarella, Diego Arnedo y Ricardo Mollo para dar comienzo a una nutrida lista, lo primero en escucharse fue: “Tanto anteojo” (perteneciente al disco Narigón del siglo), le siguió otro clásico “Haciendo cosas raras” (40 Dibujos ahí en el piso, primer disco del grupo) “Cuadros colgados” (Acariciando lo Áspero) “Salir a comprar” (La era de la boludez) “Perro Funk” (Amapola del 66) canciones que, en parte, sintetizan algo de la rica historia del grupo. Los que siguieron después fueron temas coreados por  todos; se escucharon  “Que tal” y “¿Qué ves?” pegado a ellos sonó “Azulejo” dando paso a lo que fue el set más tranquilo musicalmente hablando, pero no por ello menos emotivo. Con banquetas de bar sobre el escenario y un clima casi de intimidad el trío hizo grandes versiones de: “Dame un limón”,  “Spaghetti Del Rock”, “Par mil”, “Huelga de amores”, y “El arriero”.

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“La aplanadora” manejaba los tiempos desde el escenario, parecía regular, tomar impulso para encarar lo que vendría. El power trío se despachó con potentes versiones de: “Tengo” (clásico de Sandro), “Capo Capón”, “Hombre en U” y “Sucio y desprolijo” (del recordado Pappo). Llegó el momento de “Amapola del 66” y Ricardo Mollo se refirió a los presentes  como nunca lo había hecho antes durante el desarrollo del show: “…Estamos conmovidos. Se están cumpliendo, por estos días, 28 años de nuestro primer encuentro con algunos de ustedes. Estamos conmovidos por varias razones. Con el Cóndor estamos tocando juntos desde el  ´78, somos una pareja duradera. Por suerte, tuvimos la llegada del niño que ya no es niño  y conformamos este trío que espero que dure hasta el año 3141 o hasta el próximo show…”. Bromeó el ex Sumo.

“¿…Hay algún paisano de Hurlingham, hay algún paisano…?” Pregunto Mollo y alguien del público arrojó una boina vasca que fue usada por Arnedo. Lógicamente sonó bien fuerte “Paisano de Hurlingham”, continúo “Rasputín” y “Paraguay”. Llegaba el momento de la despedida con un Mollo que agradecía y prometía vernos el año que viene. Para el final se reservaron “El 38” y enganchado con un solo de batería (de esos que si pudiéramos enmarcaríamos y haríamos un cuadro), escuchamos “Ala delta”. “¿…Falta algo más, nos vamos…?” (Preguntó Mollo) y la verdad, es que si el cierre era ese no estaba mal. Nos habían regalado un tremendo show de más de 2 horas de duración. Pero se trata de Divididos. Por suerte, para ese padre que concurrió con su hijo, para el flaco que juntó hasta el último peso para viajar y para quien escribe también,  había algo más. Quedaban 2 joyas que aún resuenan en la memoria: “Crau-Chan” y NextWeek”, para ponerle el moño a una noche soñada en Tandil que será  recordada por mucho tiempo.

Ph. Nico Cortina.
Texto: Martín Ferrari.

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