Ya sabemos que el 2020 fue un año por demás particular. Ante la restricción de los espectáculos masivos, internet se convirtió en el espacio que muches artistas eligieron para continuar trabajando. ¿Qué puede pasar con el streaming cuando todo vuelva a ser como antes?

 

 

Por: Gonza Cabri

@GonzaCabri

 

¡Hola! Que alegría volvernos a encontrar. Ya pasaron 15 días desde mi anterior propuesta, así que es tiempo de renovar ideas. Esta vez me gustaría que podamos pensar juntes una práctica que en este último tiempo fue ganando espacio y que podría (o no) mantenerse en el futuro. Veamos un poco cómo está el terreno.

El pasado sábado 28 de noviembre tuve el enorme placer de ver la presentación de “Estado de Enlace”. Este precioso trabajo de la banda necochense El Plan de la Mariposa tuvo su bautismo vía streaming, como vienen siendo la mayoría (por no decir todos) los eventos musicales en tiempo de pandemia. La experiencia que supieron ofrecer les Andersen tuvo mucho del estilo propio que saben imprimirles a sus shows en vivo. Desde una casa, rodeados de preciosos cuadros –me quedó muy presente aquel referido a El Psicoanalista, gran obra de John Katzenbach- lograron esa intimidad, ese ambiente natural que caracteriza tanto sus shows como su música.
El trabajo de cámaras, un punto muy fuerte del streaming, daba la sensación de estar dentro de una película. Una auténtica live session que se extendió durante hora y media. Por su parte, un sonido fiel al disco con algunos detalles flojos en la mezcla general pero que no estuvieron ni cerca de arruinar ni una sola canción. El punto más flojo: ni una sola palabra entre tema y tema. Sólo al final del concierto agradecieron y se despidieron. Anteriormente, fue un desfile de temas uno atrás del otro. En general, “Estado de Enlace” gozó de una presentación muy agradable y, obviamente, particular por el contexto.

Justo un mes antes, el 28 de octubre, Bandalos Chinos hacía lo propio con Paranoia Pop. La propuesta supo combinar el streaming y las redes sociales (Instagram, principalmente) para ofrecer una experiencia muy bien elaborada y que se manifestó en la realidad de forma muy cómoda y convocante. “Paranoia Pop: El Musical” contó con su propia cuenta en la plataforma de la camarita por la cual se daba una interesantísima interacción con el público. Excelente forma de captar el feedback digital. En la semana del evento, el perfil se colmaba de historias proponiendo juegos, consultando opiniones, entre otras maneras de entretener a la gente que esperaba con ansias que llegue el día del show.
El concierto en sí tuvo muchos puntos para analizar. La idea de darle formato de musical a Paranoia Pop era algo arriesgado ya que había que pensar muy bien la manera de relacionar las canciones del disco para que se fundan en una misma narrativa. Un hilo conductor interesante hubiese sido la del artista que se cree el centro del universo por su fama, pero al que le persiguen las problemáticas típicas de una vida acelerada. Jugar con el dilema de artista-humano que tantas posibilidades ofrece para explotar. Spoiler: no pasó.

Bandalos Chinos, presentación de Paranoia Pop

El streaming de los chinos se basó en una excelente puesta en escena con la estética propia a la que la banda nos tiene acostumbrades. Vestidos de gala y colores intensos se apropiaron de todo el Movistar Arena, no sólo del escenario. Lo más cerca que estuvo de ser un musical fue el gran despliegue de personajes que se dio durante todo el show. Una interesante cantidad de extras disfrazados de zombies vestidos de enfermeros, oficinistas, gauchos, etc. Hasta un Peter Lanzani disfrazado de diablo parrandero fue parte de un concierto online con mucha altura (pregúntenle a Goyo Degano cómo se sintió colgarse desde una grúa sino) y que permitió una experiencia destacada por su originalidad.
Por su parte, el sonido del recital fue muy bueno, aunque con algunos detalles al igual que me pasó con El Plan de la Mariposa. Evidentemente, estamos hablando de terrenos poco explorados y se hace lo que se puede. Aunque durante el show nunca se dirigieron palabras hacia el público, considero que esta falencia fue muy bien compensada por las consignas en redes sociales.

Si bien sólo tuve estas escasas dos experiencias con shows por streaming me basta para reflexionar sobre qué rol tendrá esta modalidad en el futuro cuando todo vuelva a la normalidad, los estadios o teatros se colmen de gente y los recitales sean aquello a lo que nuestra memoria alude.
Antes que nada, mi ansiedad me exige revelar mi posición al respecto. El streaming tiene que seguir estando y complementar el vivo-vivo (perdón, fue la única manera que encontré el vivo online del vivo “real”). Y no sólo eso, sino que la transmisión online de los eventos en general, y la música en particular, tendría que ser una de muchas opciones digitales por las cuales tener alguna experiencia particular de los shows. Una especie de narrativa transmediatica de los eventos culturales. No me pregunten cómo terminó Henry Jenkins en todo esto.

Hasta imagino, como desafío escénico que representa, que el streaming termine por modificar el modo en el que el vivo se viene desarrollando. Abrir el juego a otra forma de ver y escuchar a la banda, otros recorridos de exposiciones gráficas, otra manera de hacer teatro. Otras formas que no queden limitadas a ocupar un espacio específico y que no se pueda salir de este. Que los shows no se reduzcan a lo que pasa dentro de cuatro paredes, ni al modo que les artistas trabajan el escenario, ni que el lugar de espectadores termine en un cuadrado de frente al espectáculo. Es el tiempo y la oportunidad ideal para que los eventos culturales cambien radicalmente. Obvio que hay que ser conscientes de que aún es una idea abstracta y su implementación, si es que se logra, no será de un día para el otro. En definitiva, todavía es algo de fantasía, pero podemos encontrar algunos puntos que se pueden empezar a implementar, otros que necesitarían un golpe de horno previo y advertir aquellas cosas que se pueden descartar. Les comparto mi reflexión sobre el streaming.

Streaming: lo que sí

Empiezo por lo bueno, lo que a mi consideración debiera ser rescatado de las propuestas online. En primer lugar, la puesta en escena. Si bien la estética tomó mayor relevancia debido a la falta de otras cuestiones, no debiera descuidarse para el futuro. Si bien, en el caso de la música, el sonido es el actor principal es importante que se complemente con otras herramientas para ofrecer una experiencia aumentada de lo que sucede. Se trataría de ofrecer al público otra forma de vivir el show. En este sentido, algunas propuestas pueden ir por el lado de la decoración de interiores y otras cambiar el status quo de las disposiciones espaciales. Por ejemplo, que el escenario no sea sólo ese lugar central elevado y que se expanda a otras partes de los teatros, bares o estadio. Se pueden pensar muchas ideas que permitan romper con el modo normal de funcionamiento de los eventos culturales.
Por otra parte, explotar las distintas herramientas que ayudan a experimentar los shows desde otros lugares. Y con esto romper con la temporalidad estática de que el show empieza a las 21 hs y termina a las 24 hs. Hacer uso de las redes sociales mediante consignas lúdicas, conocer la opinión de les fans, entre otras posibilidades que ofrecen las plataformas hoy en día. En definitiva, que el público sea tan protagonista como la banda. Y esto ofrece la posibilidad de que el show empiece tres días antes y termine una semana después. Una idea más que interesante para tener en cuenta. Desde mi parecer, este es el punto más rescatable de los eventos online.
Como último punto a destacar pienso al streaming como un modo de trascender los límites estructurales de los espacios. Llenar el Luna Park ya no es un problema que impida que más gente disfrute de los conciertos. Y bueno, viendo el lado económico tampoco es un problema que impida vender más entradas. Por suerte está Olavarría Rock para avivar giles.

Streaming: Lo que hay que mejorar

A mi parecer son dos los puntos que habría que mejorar en caso de mantener al streaming como opción para recitales: el sonido y la interacción con el público. Y ustedes me podrán decir, ¿por qué tanto problema con el sonido? ¿Tan terrible es? Y la respuesta es que no. Hasta ahora, los recitales por streaming que pude ver sonaron satisfactoriamente. Incluso los de aquellas bandas de menor jerarquía, que no cuentan con mucho equipamiento técnico. Considero un punto a mejorar el sonido porque hay detalles que, quienes tengan conocimiento sobre el tema entenderán, te dejan deseando un poco más. No están en su punto justo. Y resalto que no son cuestiones que arruinen un show, sólo que descolocan un poco. Como que uno se queda con la sensación de que ciertos arreglos no suenan acorde al resto de fenómenos sonoros que circulan en el ambiente. Se puede entender, como dije, en bandas de poco presupuesto. Pero no se entiende cuando la cosa tiene nivel profesional. Sonidistas: media pila. Tienen músicos muy talentosos, con una capacidad de ejecución de sus instrumentos exquisita. Tienen buen equipamiento para sonido, buen manejo de software para mezcla, prácticamente todo a favor. ¿Cómo puede ser que se pierda un coro? ¿O que una guitarra suene más al frente de lo que debería? ¿O que le falte definición al bombo? Eso, definitivamente, no puede pasar. Están dadas todas las condiciones para que suene todo perfecto y se están tirando al tacho. Para no ser tan duro con este tema, hay que decir que cada dispositivo de audio responde de manera distinta. Pero de última atájense con un “para una mejor experiencia se recomienda el uso de auriculares”. O sino, y ya que estamos nos ponemos pretenciosos, utilizar una herramienta que permita a los usuarios establecer con qué dispositivo realizará la escucha y, en base a eso, personalizar la mezcla final para ese tipo de dispositivo. Sí, una medida muy loca, al menos por ahora. Pero hay que solucionar el tema de alguna forma.
El otro punto a tener en cuenta es la interacción con el público en el momento del recital. Los músicos parecen pasar por alto en el streaming que, aunque no los veas no significa que no te estén viendo. Aunque no los escuches, no significa que no te estén escuchando. En este sentido, las bandas más chicas cumplen mejor. Por ahí es la posibilidad que tienen sus presentaciones de poder ir siguiendo los comentarios en tiempo real, cosa que no pasa con otros espectáculos más grandes. Independientemente de eso, gente, dejémonos de joder. Para escuchar los temas del disco uno atrás del otro, prefiero invertir los $800 de la entrada en un lindo vino y me escucho el álbum de principio a fin en Spotify. No sé si es por cuestión de tiempo o porque no saben qué hacer entre tema y tema sin tener el público en frente. Sea como sea, es un factor a mejorar. Y si el día de mañana convive el vivo con la transmisión online, no se olviden de quienes están del otro lado de la pantalla. Un cursito con Tinelli no vendría mal.
Streaming: Lo que, definitivamente, no

El Plan De La Mariposa, show streaming

Honestamente, no tengo muchos puntos para señalar como nefastos. Sí hay uno que me molestó mucho tanto en el recital de Bandalos Chinos como en el de El Plan de la Mariposa. Ambas presentaciones fueron cortas, de apenas hora y media. Y en ambas, también, el show consistió en tocar los respectivos discos que presentaban más 3 o 4 canciones y eso fue todo, gracias por venir. No me quiero detener mucho en este tema porque de verdad me enoja. No entiendo qué apuro hay, si es algo técnico de la transmisión o si no hay ganas de tocar (que es lo menos probable). Es como que te prendan las luces del boliche a las 2 de la mañana. Personalmente, espero que esto no suceda más en ningún streaming.

Hasta acá llegamos. Espero, como siempre, que se haya disfrutado la nota. No cabe duda de que la transmisión online cumplió el papel de ser la solución para este año tan restringido y pareciera que llegó para quedarse. Lo anhelo y recomiendo, ya que elevará mucho la performance de todas las propuestas artísticas.
Espero que terminen la semana de la mejor manera y tengan un agradable fin de semana. Nosotros, como ya se es costumbre, nos encontramos dentro de 15 días. ¡Salúd!

Un comentario en «EL FUTURO, ¿YA LLEGÓ?»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *