Bajo un Luna Park colmado de fieles seguidores,  Deep Purple comenzo a sonar con los clásicos de todas las épocas, «Highway star», el festejado «Into the fire», «Hard lovín man», «Strange kind of woman», «The mule» y «Laze», en donde la histórica banda se paseó por todos los climas del rock más puro, pasando por pasajes bluseros y jazzeros, aunque también por momentos de heavy metal, especialmente en los solos del virtuoso violero Steve Morse, quien una vez más regaló toda su técnica e improvisación.

Pero los demás músicos tuvieron su momento de gloria como los solos de Ian Paice en la batería, el emblemático y personal sonido del bajo de Roger Glover y la calidad vocal -que se fue ajustando con el correr de los temas- del «eterno» Ian Gillan, quien constantemente dialogó con la gente.
Párrafo aparte para el tecladista Don Airey quien desde hace algunos años tuvo la responsabilidad enorme de reemplazar al inmenso Jon Lord, quien brindó unos solos vibrantes, culminando con una improvisada selección tanguera que reunió pasajes de «La cumparsita», «Lluvia de estrellas» y pinceladas piazzolianas.

Ya en la última parte del emotivo y potente concierto continuaron los clásicos con «Perfect strangers», «Space truckin» y el esperado y eterno «Smoke on the water».

Los pedidos e infaltables bises tuvieron a «Hush» (coreado por el estadio completo) y «Black night», dos entregas más de una cátedra en la que Deep Purple reafirmó una vigencia que los sostiene en la galería de los grandes referentes de la historia del rock.

Para matizar la velada rockera, desde temprano participaron las bandas locales de hard rock Arpeghy, La Carga y El Buen Salvaje.

 

Fuentes: Telam.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *